El pasado 20 de Septiembre, la Organización de Naciones Unidas lanzó una
nueva campaña destinada a promover la igualdad de género. Esta nueva
iniciativa, promovida por la embajadora de ONU Mujeres y actriz, Emma Watson, y
el Secretario General Ban Ki-moon, afirma el compromiso de esta organización
con la lucha contra la violencia hacia la mujer.
Estos últimos meses en
Bolivia hemos experimentado de primera mano el constante incremento de la
violencia de género. Y la falta de iniciativas por parte de los líderes del
país es un recordatorio constante de la necesidad de proteger nuestros
derechos.
La campaña de las
Naciones Unidas hace un llamado a los hombres a comprometerse con esta causa.
Watson describe esta campaña como una plataforma donde tanto hombres como
mujeres se comprometen a cambiar los estereotipos que oprimen a todos en la
sociedad.
Por su parte, el
partido de gobierno se jacta de haber trabajado contra la discriminación de la
mujer en sus 9 años de función. La realidad es que la ciudadanía mide el nivel
del valor que recibe la mujer en Bolivia, no por cuantos cargos políticos han
sido llenados por mujeres, sino por el impacto que sus políticas han tenido en
nuestra calidad de vida.
La violencia contra la
mujer está más presente que nunca en la sociedad. Los “cambios” que están
siendo usados constantemente como campaña política en los medios de
comunicación, no llegaron a las más de 65 mujeres asesinadas en lo que va del
año.
Como ciudadanos debemos
tomar responsabilidad por los actos de violencia en nuestro país. No nos
dejemos engañar por campañas políticas ni discursos hipócritas. La realidad del
país se vive en los barrios y comunidades, no en la radio y la televisión.
¿Dónde están los cambios sociales que el pueblo merece?
La inseguridad ciudadana se
combate con inversiones en educación y con instituciones judiciales
independientes; nuestros derechos no se compran con bonos ni aguinaldos. Este
gran problema social, como es el feminicidio, debe ser abordado por tanto
mujeres como hombres. Las víctimas son, después de todo, sus madres, hermanas,
y esposas.
Siguiendo el ejemplo de las
Naciones Unidas, como sociedad, comprometámonos a luchar por el respeto a
nuestros derechos. Debemos asegurarnos que en el futuro, nuestra democracia no
sea una pantalla de humo sino una constante realidad.
Nunca ha sido más importante
que en este momento que reconozcamos cuales son los males que afectan nuestra
sociedad. No dejemos que nos engañen con más promesas de una vida mejor. Esas
promesas caducaron con casi una década de oportunidades perdidas.